lunes

Mo(s)town: ¿cómo se deshabita una ciudad?

Detroit. Una de las grandes urbes de EEUU, situada en Michigan. Conocida por ser la ciudad del motor y por ser la cuna de la música de los 80 gracias a sus mundialmente famosos estudios Motown, donde todo artista, especialmente si su color de piel era oscura, quería grabar sus temas. El auge de la ciudad se produjo por ser centro de la industria del automóvil, sede de las grandes compañías americanas, donde aún hoy residen. Una metrópolis que creció a ritmo desmesurado gracias al éxodo rural, llegando a los 1.800.000 habitantes allá por los años 1930. 

El crecimiento de la ciudad se produjo como en muchas otras ciudades del país americano. El centro de la ciudad era el eje financiero, en este caso de las sedes de las empresas automovilísticas, surgiendo en la periferia ensanches residenciales, a distancias accesibles por automóviles, donde el valor del suelo era menor, pero en este caso, el nivel de vida mayor. Una ciudad basada en el automóvil en todos los sentidos.

Detroit en la actualidad es uno de los más claros ejemplos del poco sostenimiento que tienen estas ciudades. En la actualidad, la ciudad cuenta con poco más de 700.000 habitantes, con una demografía que decrece desde los años 1950. Por aquel entonces, General Motors (GM) empleaba a 80.000 personas. Hoy día, Detroit supera el 21% de paro y el 30% vive por debajo del unmbral de pobreza. La huida de la ciudad sigue produciéndose, y en ella se suceden las peleas raciales entre sus ciudadanos, donde la población negra se concentra en el centro de la ciudad y algunos barrios perimetrales, y la población de mayor poder económico en las afueras. El incendio provocado de edificios es constante, ya sea de unos u otros, por no poder pagar el alquiler o porque no sean pagados.


Gran parte de la ciudad se encuentra vacío. Grandes solares desocupados se extienden por la ciudad, donde la mayor parte de sus edificios se encuentran abandonados. La estampa típica a día de hoy es la de una ciudad fantasma, llena de problemas, y en estado de ruina.

Packard Motors Plant

Con ello, solo queda la opción de reinventarse. La industria del motor se va recuperando a base de despidos y recortes, para equipararse al poderío de las asiáticas. Pero para la ciudad, estas medidas no son tan sencillas. Surge la pregunta de: ¿cómo se deshabita una ciudad? Aparte de optar por un desarrollo sostenible como el planteado en el artículo anterior "Urbanización no es ciudad", donde son básicos los puntos de centralidad, comercios de proximidad, transportes colectivos... La huella de la ciudad existente anterior estará presente en la nueva conformación. Pero esta es de una escala gigantesca, pues más de la mitad de la ciudad está vacía. Surgen ideas, de artistas, de gremios, de asociaciones de vecinos... tanto de la sociedad como de sus responsables políticos. Existen aportaciones y pruebas como la del proyecto Heidelberg (donde se denuncia el poco cuidado de uno de los barrios a través del arte, siendo uno de los atractivos turísticos actuales de la ciudad), o las de granjas urbanas y agrupaciones por barrios para relanzar sus posibilidades. Puede ser una propuesta a como reutilizar y reinventar la ciudad, aprovechando los vacíos y nuevas extensiones de tierras que se producen en la ciudad, dando más presencia a la naturaleza, con grandes parques, bosques, granjas o en estado natural.  Son pruebas y opciones, para este nuevo desafío de deshabitar la ciudad, que se seguirá produciendo, y del que se pueden extraer muchas conclusiones y plantear otras tantas soluciones.

Heidelberg project

"Detroit doesn't need any saviors... We need entrepreneurs, artists, do-it-yourselfers, thinkers. 
Detroit has always been a culture of makers, and we want to keep that culture alive"


Lo único que parece seguro es que la ciudad resurgirá si sus habitantes quieren. 
"Remember: Rome was sacked.. Berlin was bombed. Cities have always went down, but for some reason they come back - and it's the people that bring them back."

miércoles

Urbanización no es ciudad


Llevamos todo el curso diseñando en Planeamiento Urbano. Sí, no ha sido el tópico de que el urbanismo no es tan agradable como otras asignaturas. No hemos estado dibujando calles que encierran manzanas sino al contrario. A diferencia del resto de grupos de nuestro curso, las leyes y normativas son instrumentos que aplicamos pero no método de estudio. Siempre estarán ahí para consultarlas. Hemos dado importancia al buen diseño. Le hemos dedicado casi todo el curso para poder realizar unas ordenanzas que no encarcelen a la arquitectura edificatoria.

Ya el curso pasado estudiamos el caso de Los Ángeles, una ciudad totalmente dominada por autopistas, una macrociudad generada por el trazado de éstas donde las calles están vacías. Nadie camina. Si no tienes coche no puedes habitarla. Entonces no es ciudad, es una agrupación incesable de viviendas unifamiliares sin puntos de convergencia que las una y cree una vertebración de usos entre ellas. Todo ello se ve muy bien reflejado en el libro Ciudad Hojaldre.



El documental The End of Suburbia plantea una solución a esta problemática actual en las ciudades. Se trata generar un urbanismo ecológico o sostenible donde volvamos a comercios de proximidad donde el coche se irá desvaneciendo en primacía del peatón. Esta solución viene dada por el agotamiento del petróleo, el cual provocará la inutilidad de estas macrociudades como Los Ángeles.



Existe una ciudad pionera en solucionar preventivamente la desaparición del coche. Curitiba es pionera en desarrollo sostenible. Adopta ser ecológica como modelo, en un contexto de crisis mundial de movilidad urbana. La columna vertebral de Curitiba es el transporte público: Su eficiencia se debe básicamente a la tecnología y la planificación. Este sistema ahorra tiempo a sus usuarios, gasta menos combustible y evita la contaminación.




Durante este curso hemos estado diseñando supermanzanas. Módulos de ciudad que abarcan los 200-400m de lado donde el peatón es el principal protagonista. El coche se ve conducido por las vías que verdaderamente son necesarias para el tráfico de paso (se estima que el 70% de las vías actuales no son necesarias). Hemos diseñado un trozo de ciudad en Chiclana, donde este problema de la extensión en mancha de aceite se venía pareciendo a Los Ángeles.

Recuerdo una pregunta que le hizo un arquitecto a Salvador Rueda, director de la Agencia de Desarrollo Local de Barcelona, en una conferencia sobre su teoría sobre la reinvención de la ciudad y la práctica sobre Barcelona de estas supermanzanas, reducción de calles rodadas y primacía del transporte ecológico:


¿Qué pasaría si la ciudad fuese inclinada, manzanas 400-500m subiendo y bajando 400-500 escalones?




La verdad es que ahora que disponemos de tanta tecnología no pensamos en que antes nadie se moría por no hacer nada de lo que cotidianamente hacemos hoy. No imaginamos que haríamos sin Whatsapp aunque su aparición fue solo hace unos años. El petróleo se está acabando y debemos buscar soluciones a una ciudad que depende del coche.

lunes

Rehabilitación = museo, no gracias


O cada vez parece que hay museos de todo o es que no nos damos cuenta de que pasan muchos años y lo que hemos vivido se convierte en historia. A veces se exageran las historias quizás pensando que ya cometimos errores al destruir algo que de verdad lo era. Rehabilitar debe ir acompañado de reciclar, re-usar. Un edificio que ya no se use y esté descuidado puede volver a ser útil y no tiene porqué reconstruirse y quedarse como una escultura visitable. Esa función solo la merecen los lugares donde verdaderamente se forjó historia. Defrauda pagar por visitar un edificio reconstruido queriéndose asemejarse a la época en que se construyó y que en realidad, no cuente nada.

Es el uso el que mantiene a la arquitectura. No todos los edificios históricos merecen ser expuestos y utilizados como forma de lucro sinsentido. La arquitectura pervive por su riqueza de ser disfrutada, habitada.  Con ella se disfruta la vista, se toca, se respira, se recorre....

Es extraño el contraste pero bonita la idea de dar otra vida. Así pensé al ver en la tele una iglesia con sus grandes muros imitando al gótico de EEUU que ahora se había convertido en una discoteca-salón de celebraciones. O cuando descubrí que la casa donde vivía el hombre más importante de Huelva (para mí, Wilhelm Sundheim, creador de la Rio Tinto Company Limited) fue la discoteca a donde iban nuestros padres y a la que voy yo ahora, con su porche a la entrada para disfrutar de una bebida en mi jardín, desde mi butaca, desde mi casita.

Triana es cerámica

Cuando conocí la idea y el proyecto de la creación de un Museo de la Cerámica en Triana sentí la ilusión y ganas de comprobar como surgiría tal elemento. El fin de su creación es eminentemente turístico, pues es uno de los numerosos proyectos que conforman el Plan Turístico de Sevilla. Pero también debe poner en valor la actividad propia que el barrio de Triana ha mantenido a lo largo de su historia. Aún hoy día se mantienen pequeños talleres diseminados por todo el barrio, concentrándose esta actividad entre las calles Alfarería y Castilla, por donde se respira en especial la esencia de la cerámica y como su auge desarrolló todo un barrio a la otra orilla de la ciudad convirtiéndose en lugar referencial, que a pesar de perder fuerza con el paso del tiempo, siempre mantuvo su llama precisamente por crear vida alrededor de esta actividad (caso antagónico a la fábrica privada de La Cartuja, que quedó tristemente abandonada), siendo uno de los barrios con más energía e idiosincrasia en la actualidad. Por ello Triana solo se entiende a partir de la cerámica que la hizo posible. 



De aquí la importancia de recuperar, pero sobre todo, dar a conocer, lo que la cerámica supone para Triana. De aquí el éxito de este proyecto, y a mi entender, de la propuesta que  le ha dado cuerpo. 
El emplazamiento escogido supone la rehabilitación del hito más representativo en la dupla Cerámica-Triana, como es el edificio de la compañía de Santa Ana, en la calle San Jorge, junto al Puente de Isabel II. Es el máximo referente, y la imagen que a todo sevillano se le viene en mente. Y se plantea volver a darle uso, recuperando sus hornos y estructuras, para apreciar y conocer la actividad manual desarrollada, unida a la actividad artística necesaria, que con talleres, puede llegar a todos los públicos. Un centro de interpretación, donde el visitante es partícipe del proceso creativo y constructivo, haciendo suya la actividad, comprendiéndola desde dentro. Así es como se hace memoria y recuperan actividades perdidas con el paso del tiempo, pero que siguen presentes en la memoria de un lugar. 


El proyecto ganador (af6 arquitectos) auna estas ideas, dotándoles de una envolvente arquitectónica expresiva y de reminiscencias a la actividad cerámica. Se querían conservar las instalaciones existentes, por lo que tras restaurarlas, se plantea un recorridos elevado perimetral, apoyado en los muros preexistentes de la parcela. En él se suceden espacios amplios y abiertos con otros estrechos y en penumbra, donde se van desarrollando vistas de las instalaciones, exposiciones tanto permanentes como temporales, y lugares donde experimentar la actividad alfarera. 



Solo queda comprobar que lo ideado y planteado idealmente se convierta en realidad. A día de hoy, apenas es conocida la intervención, a lo que se suma los retrasos en su puesta a punto e inauguración. Desde luego, se trata de un lugar único donde redescubrir una de las actividades artesanales e industriales más importantes de la ciudad, y una oportunidad única para que esta repercuta sobre la ciudadanía. Impaciente estamos ante su apertura, para saber si se cumplen nuestras altas expectativas.



domingo

Huelva York


Recuerdo que antes de empezar a estudiar Arquitectura mi padre me introdujo en un debate, que le gusta mucho plantearlos.


Como pueblo satélite, acudimos a menudo a Huelva y siempre por la misma carretera que bordea la ría del Odiel. Como puerta de acceso a la ciudad desde este camino se encuentra el muelle del Tinto que, a pesar de encontrarse sobre el Odiel, debe su nombre a la Rio Tinto Company Limited. Esta carretera seccionó este monumento en primacía de la movilidad privada. Entonces, surgió la pregunta:

¿Debería desmantelarse la mitad que no queda sobre el agua?  







 Ahora el daño ya está hecho. Es fácil decidir que el pequeño trozo menos vistoso está ocupando un suelo rico en euros. Tampoco vamos a replantear enmendar el error pues la puerta de acceso ya está hecha, forma una vertebración interna en la ciudad muy difícil de borrar o recircular. Rotundamente No. No puedo estar a favor de reducir un hito por un error cometido. Ahora es tiempo de mostrar soluciones a esta muralla de la ciudad, a la sombra de su otro pedazo. Aún más con el nuevo "Ensanche" que se está construyendo "extramuros", con la cercanía del Estadio Nuevo Colombino y con la ría como elemento principal de la zona. Ahora es cuando es de cajón colocar a esta estructura en un área de descanso, un parque que le de su puesta en valor enfatizando su dirección hacia su apéndice amputado y las vistas de éste. En definitiva, hablamos de ir creando nueva ciudad puesto que el crecimiento de la ciudad no se trata sólo de viviendas sino de ir creando una estructura de puntos de convergencia públicos acorde con las características de cada entorno. En proyecto queda reflejada una zona verde que lo acompañe, pero debemos esperar los años suficientes para que "el gran proyecto de la legislatura del Alcalde" finalice en tiempos de crisis viendo verdaderos resultados que ensalcen la importancia de la arquitectura inglesa e industrial que emergió a la ciudad de Huelva.

Mi Huelva tiene una ría. Presumimos de ría pero luego es falso que disfrutemos de ella, es más, se la regalamos al polo químico. Aun quedaban Las Colombinas frente a la marisma pero con el robo de terreno que le ha hecho El Ensanche... ya ni eso. Hablando de ríos, ferrocarril, murallas y bellezas de ciudad se me viene a la mente la operación de volcar a Sevilla hacia su río para la EXPO92. ¿También Huelva le da la espalda a su ría? Desde luego ni de una orilla ni de la otra puede disfrutar esta ciudad encerrada entre aguas y a su vez hermética con un aislante industrial. Una especie de paseo marítimo hay para poder disfrutar de las fábricas junto al Odiel, la térmica tras el monumento a la Fe Descubridora, fosfoyesos junto al Tinto y una pestilente bienvenida de la celulosa al entrar por la autopista desde Sevilla. Apetecible desde luego no es...

Hay una ciudad en el mundo que se encuentra en idénticas condiciones medioambientales. Manhattan de las marismas. En ella, como mencioné en el post anterior, existe una gran rehabilitación de una línea férrea en altura como paseo ajardinado. Es el High Line de Nueva York.
 




Incluso podemos presumir de “rascacielos” con nuestra ciudad de las luces. Tétrica belleza nocturna. ¿Por qué no se puede mejorar Huelva si ya hemos pasado por la revolución medioambiental en las ciudades, movilizando las fábricas a la periferia?

Autopsia antes de enterrar

Fascinada estoy ante su forma, ante su volumetría, su textura, ante su singularidad sobre el tejido urbano y excepcional situación en la ciudad de Almería.




El nuevo cargadero de mineral fue construido en los años 70, formando parte de la explotación de las minas de hierro de los llanos de la Calahorra desde principios del siglo XX hasta 1996. La empresa fundadora fue la sociedad escocesa William Baird, que fue sustituida por la Compañía Andaluza de Minas (C.A.M.) en la explotación de estas instalaciones.

"Los trenes cargados de mineral, cruzaban por encima de la Avenida Cabo de Gata, y muchos almerienses retenemos en nuestras retinas la imagen característica de las míticas locomotoras Alco 1300 en su clásica decoración verde y amarilla. Las molestias provocadas por el polvo de mineral en el barrio de Ciudad Jardín provocaron que a mediados de los años 70 se acometiera la construcción de un gigantesco silo de forma característica, similar a la de una popular chocolatina, que le dio el sobrenombre de Toblerone."



Así recuerda la web www.patrimonioandaluz.com cómo la actividad de esta industria venía ligada a la ciudad como un componente más de ella. De esta manera, el gran y moderno silo aliviaba la ciudad de un ramal de vía férrea desde la Estación de Almería hasta el cargadero y se unía subterráneamente con el Cable Francés.

Aunque parezca ilógico y cueste creerlo, el Ayuntamiento de Almería ha decidido que este edificio escultórico que narra la historia de la ciudad sea demolido para ocupar su sitio viviendas de VPO. El plan especial, maquillado con "viviendas sociales", no será más que tráfico de suelo urbanizable legalmente. Parece mentira que la noticia sea de enero de este año, bien entraditos en crisis y hartos de escuchar el origen, de que nos martiricen con el fallo que ha cometido España y que sigamos por el camino fácil y absurdo de seguir creando vacío.

El alto precio de este enorme "solar" es la causa, de situación privilegiada en la ciudad a pocos metros del mar. Algunos lo ven como motor de avance en la ciudad, renovación de ese "muerto" y desmantelamiento de las vías para crear zonas de recreo. Que exista un cuerpo yacente en medio de la ciudad no es el problema. El problema es del que no sabe qué hacer con él y lo mantiene décadas sin uso y acumulando polvo. Aun queda vida en esa estructura porque su forma y singularidad no pueden desaparecer, no podemos borrar las huellas del pasado ni olvidar que hemos avanzado renovando el uso del edificio por otro que no contamine su alrededor y cree un nuevo punto de convergencia y liberación del entramado de bloques de viviendas. Lo que sí es bien cierto es que el espacio de las vías debe conformar un colchón verde que rodee al edificio y lo dote de belleza e importancia porque, al fin y al cabo, la ciudad va creciendo hacia afuera pero también debe apropiarse de los espacios que quedan dentro dotándolos de nuevos usos y creando una conexión que conforme una única ciudad bien organizada.

 

Con la demolición de este edificio se perderá la silueta y símbolo más reconocible de la ciudad, borrando parte de su identidad y dejando en la duda el desastroso futuro que le acontecerá. ¿Pero que habría pasado si se hubiese planteado otro futuro para él?
En la BEAU XI se presentó un proyecto en el que se transformaba la nave industrial en un centro de convenciones en pleno corazón de la capital almeriense. 


Los técnicos afirmaban que “el proyecto nace como una reacción ante tal desacertada decisión. El reciclaje y la reactivación de la nave daría respuesta a un conjunto urbano hoy obsoleto. Reinventando un nuevo ciclo cultural y social del Toblerone ayudamos a tomar conciencia de la importancia y riqueza del patrimonio industrial, promoviendo así el importante papel que la industrialización ha jugado en la evolución de la arquitectura contemporánea y el urbanismo en Almería”. "Este proyecto contempla la creación de nueve salas de diferentes tamaños, un espacio intersticial polivalente entre las salas de ambos niveles, multifunctional y polivalente” en el que “jugando con piezas multiusos y compactado los servicios, creamos espacios cambiantes cuya característica más determinante es la versatilidad y la flexibilidad dando distintas respuestas a una misma solicitación”. Se trata de células en movimiento que posibilitan el funcionamiento interior de la nueva máquina.



Se ven rayos de luz entre tanta sombra. Podríamos llegar a operaciones como la del High Line en Nueva York pero primero hay que hacer ver a la población que existen un sinfín de opciones alternativas a la que parece ser la única de enterrar el muerto e ir olvidando cómo era la ciudad cuando existió, llena de humos de trenes y minerales. Para ello, la plataforma Salvemos el Toblerone encargó un informe técnico técnico sobre el valor patrimonial del enclave que sorprendentemente aun no tenía.


Tan fascinada me quedé al ver su silueta como entristecida al conocer su programado futuro. 
Que no descanse en paz.



lunes

UN ENCUENTRO

A las afueras de Granada, en un barrio industrial al que da nombre la estación de Bobadilla y junto a las vías del tren se construyó la Fábrica de Azúcar San Isidro, uno de los patrimonios más importantes de la producción azucarera andaluza. Fue la última en la Vega de Granada en cesar su actividad en 1983, dejando sin humo su alta chimenea y llenando de nostalgia la memoria de todos las familias vinculadas a la fabrica.

Tras más de 25 años anclada al pasado, la fábrica ha vuelto a la vida gracias el cortometraje titulado Un encuentro, de Juan Sebastián Bollaín.

El arquitecto Juan Domingo Santos, guionista, cuenta como una mañana de junio de 1985 decidió adentrarse en el lugar que había formado parte de sus sueños de estudiante, descubriendo qué se escondía tras los antiguos muros de piedra.
Recorramos juntos el trayecto a pie...



Aquí podéis ver el cortometraje en HD y sin cortes:


domingo

Gran Bretaña, cuna de la Revolución Industrial, fue escenario del primer reconocimiento del Patrimonio Industrial a través del Council British Archaeology, con la creación de un comité especial para preservar los monumentos industriales (The National Survey of Industrial Monuments) allá por 1959.
Como una mancha de aceite, la conciencia de recuperación de un patrimonio olvidado se ha ido propagando por Europa, teniendo como máximos exponentes aquellos países donde la Revolución Industrial hizo mella, y llegando a España en la década de los noventa.

Pero sin duda, ha sido la difícil situación socio-cultural en la que nos encontramos inmersos, la que ha elevado a límites insospechados aquella preocupación por piezas arquitectónicas hasta entonces sin valor económico, pero si patrimonial. El patrimonio industrial juega un papel muy activo en la regeneración sostenible de aquellos antiguos paisajes desde la cliodiversidad haciendo de enlace del patrimonio con la geodiversidad y la biodiversidad.

La base territorial de Andalucía constituye una extraordinaria fuente de recursos naturales que han sido explotados desde los comienzos de la humanidad, constituyendo una de las claves del éxito económico y social del lugar. Por ello, es uno de los puntos clave para la propagacion de iniciativas que fomenten esa conciencia de puesta en valor y rehabilitacion de un patrimonio hasta entonces no reconocido.
Una ellas es la Fundación DETEA, la cual  organiza desde el 2002 los Premios DETEA al Fomento de la Arquitectura Industrial en Andalucía, sacando cada año a concurso la propuesta de rehabilitación de un edificio del patrimonio industrial andaluz. Con ello se pretende fomentar la creación de entornos industriales modernos, acogedores y adaptados a las tendencias actuales del mercado, acogiéndose a criterios de eficiencia energética y sostenibilidad, así como estéticos y funcionales desde el punto de vista humano sin que ello infravalore su uso industrial. Se pretende el reconocimiento de la arquitectura industrial como una simbiosis que aúna productividad y regeneración activa del patrimonio.




 


Sin embargo, esa preocupación por la herencia de la Revolución Industrial, no solo queda relegada al ámbito institucional, sino que actualmente se realizan multitud de iniciativas que fomentan un acercamiento activo de las nuevas generaciones de arquitectos al problema de sostenibilidad, inculcándolo bien desde las propias escuelas de arquitectura o a base de workshops o ciclos de conferencias, que hacen que los futuros arquitectos se involucren y asuman el problema como un punto de partida.




El primer seminario FRONTEiRAS se centra en Ayamonte y Vila Real de Santo Antonio, dos municipios que consiguieron desarrollar una importante industria conservera y salazonera. Se proponen dos áreas de trabajo separadas por el Guadiana, pero unidas por una historia común, el abandono de dichas fábricas. En ambas se detectan vacíos, rupturas, obsolescencias y destrucción. El acercamiento, la comprensión y el estudio de los problemas de ambas zonas permitirán, a través de Talleres y Encuentros con profesionales, aportar un mayor conocimiento del potencial de estos Paisajes de la Memoria.






sábado

Integración y puesta en valor del patrimonio industrial



Hace una semana que vi la película The Great Gatsby sin saber la propia historia que ha creado. Con un mal sabor de boca, sentía necesidad de aprovechar lo que desperdició el final.



Francis Scott Fitzgerald publicó su novela en 1925 retratando a una sociedad fría y enmascarada en apariencias. No fue hasta la década de los 50 cuando se le empezó a reconocer como un clásico de la literatura americana. Leída en institutos y universidades, posee varias adaptaciones cinematográficas de las cuales destaca la de 1974 de Robert Redford y Mia Farrow. La narración es contada desde una persona justa y honrada (desde cierto punto de vista, a los ojos de Dios) que sucumbe a los excesos del alcohol “no prohibido” para los ricos de Nueva York.


“Cuando yo era más joven, en una edad más vulnerable, mi padre me dio un consejo que todavía no se me ha olvidado: cada vez que sientas la tentación de criticar a alguien, recuerda que no todo el mundo ha tenido las mismas oportunidades que tú. En consecuencia, procuro no adelantar juicios”


“Me prometí que no iba a volver a hacer descubrimientos sobre el corazón humano. Tan sólo Gatsby, mi vecino, sería la excepción. Precisamente Gatsby, que representaba todo aquello que yo despreciaba. Pero él, al final, demostró no estar contaminado”



El rápido crecimiento de Nueva York en el siglo XIX impulsó la generación de una estrategia de generación urbana concentrada en el Plan Commissioners de 1811, el cual ortogonalizaba la isla de Manhattan en calles y avenidas. Fue el siglo en el que se convirtió en capital internacional gracias al puerto, a la actividad financiera y a la Revolución Industrial, que acabó rebosando industrias por la periferia. El boom de los transportes la situó como punto de convergencia del éxodo rural mundial. Cuadruplicó su población con inmigrantes que huían de crisis económicas y se hacinaban en barrios étnicos, precarios en salubridad.

El Sueño Americano surge originariamente del descubrimiento de la felicidad, pero desde los años 20 éste sueño se ha pervertido en el deseo de riqueza por cualquier medio (contrabando de alcohol, engaños amorosos). Fitzgerald muestra la imposibilidad de alcanzar la felicidad a través del sueño americano (dinero). 



El auge industrial originaba nuevos ricos con residencias en East Egg, frente a West Egg al otro lado de la bahía, donde residían los ricos ya consolidados. A 30km de Manhattan, la historia nos muestra el contraste por el que discurren los personajes desde sus lujosas mansiones hasta la ciudad, pasando por Valley of Ashes (Valle de las cenizas), el cuarto de instalaciones de Nueva York. Este lugar representa la pobreza absoluta y la desesperanza, todos quieren escapar pero no pueden conseguir el sueño americano. Aquí se muestra la diferencia entre ricos y pobres, el desprecio ante el bajo estatus social que los hace vacíos y corrompidos. Representa la decadencia moral y social oculta bajo fastuosas fiestas. El valle de las cenizas es el vertedero de la ciudad, las cenizas se acumulan de la arrogancia y egoísmo de los cuerpos oscuros distorsionando el sueño americana aun más.






Estas escenas del valle de las cenizas son las que realmente me llamaron la atención de la película. Aquí se muestra la huella de crecimiento de la ciudad, la prepotencia de los nuevos ricos. Ya en la época se describe  una ciudad fragmentada, en la que la industria crea “afueras” dentro de la futura ciudad. Esta reseña histórica nos lleva a pensar hoy día en cómo abrazar a nuestro patrimonio industrial. Mal valorada por su desprecio al medio ambiente, la ciudad industrial obsoleta debe ser integrada a una ciudad compacta, vertebrada, pero sobretodo, sostenible y con pulmones de oxigenación al complejo tejido urbano. Por tanto, hablamos de reciclar lo que hemos producido, dotarlo de valores medioambientales y concienciar de la posibilidad de este reciclaje del patrimonio industrial olvidado y de su puesta en valor.

Respecto a las películas: Una perfecta adaptación del 74 deja paso a una decepción ante idénticas escenas en la actual, salvada por la perfección de Leonardo DiCaprio y de un excelente Tom Buchanan. Descarada grandilocuencia visual en la actual, que sería acertada de no ser la única protagonista, pues se descuida a una insípida Daisy que genera una total pasividad hacia el desenlace.


Os invito a que conozcáis la historia.